Este es un escrito sobre lo que me pasó entre el primero y tres de enero de 2018. Un escrito sobre como dos momentos de alegría se convirtieron en un ejemplo de sexismo en el periodismo deportivo.

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Mi equipo favorito es el Manchester United y agradezco cada día que el equipo haya creado un calendario que se puede sincronizar con Google para tener siempre presentes la fecha y el horario de cada uno de los partidos. Aún más, agradezco tener el servicio de televisión de SKY porque ellos tienen los derechos de transmisión de la Premier League, lo que significa que, si estoy en casa, puedo ver T-O-D-O-S los partidos del United en HD.

Como no podía ser de otra manera, inicié el 2018 sabiendo que los Red Devils viajaban a Liverpool para enfrentarse al Everton en Goodison Park, el partido era a las 11:30 de la mañana del primero de enero. Iba a estar en casa para ver el primer partido del año de mi equipo.

Antes de seguir con lo que pasó ese día, tengo que señalar que desde hace tres o cuatro temporadas los partidos de la Premier League en México sólo están disponibles a través de SKY. Han pasado muchos años y sigo extrañando las narraciones semanales de Gustavo Mendoza de FOX Sports. Los comentaristas y narradores de SKY no están nada mal, pero tampoco están nada bien; no soy fan de sus transmisiones, pero soy feliz de que casi siempre se concentran en el partido y a diferencia de otras cadenas, no hacen comentarios sexistas sobre la gente del estadio.

Volviendo al primero de enero de 2018. 11:30 de la mañana, Manchester United en casa del Everton de, nada más ni nada menos, WAYNE MARK ROONEY, el máximo goleador del United que regresó a su club de la niñez y al que ahora le tocaba abrir el año recibiendo al equipo del que es una leyenda viviente.

Esperaba mucho este partido, no sólo por Rooney sino porque el United tenía una racha frustrante de cuatro partidos sin ganar y jugar bien. Este era el partido en el que el United le podía dar la vuelta a la página, nuevo año, nueva energía y de ahí para adelante.

El primer tiempo dio esperanzas y en los primeros 20 minutos de la parte complementaria, mi deseo de año nuevo se cumplió: el United desplegó su mejor fútbol de la mano de Paul Pogba.

Los Red Devils abrieron el marcador con un G-O-L-A-Z-O de Anthony Martial. Ya en el último tercio de la cancha, Juan Mata abrió la jugada con Paul Pogba y el francés vio a su compatriota Martial, en el área chica, lo habilitó y el delantero galo remató de primera intención con la punta del botín al poste más cercano para abrir el marcador. Una gran jugada de futbol que terminó con un gol muy bonito de ver y celebrar.


Aquí entra el malo de esta historia: Daniel Barba. No lo conozco, no lo sigo en redes sociales y tuve que buscar su perfil en Twitter después del partido. Él es narrador de SKY Sports México, a él le tocó el partido entre el Everton y el United. Siendo sinceros, no le había prestado mucha atención a la transmisión porque estaba viendo el partido y checando Twitter. Pero cuando Daniel Barba “gritó” el gol de Martial captó toda mi atención. Dijo algo de embarazar la portería o la red y yo me quedé con cara de “¿qué dijo?”.

Después de ese gol, el United dejó que el Everton se metiera al partido y la pasó mal por varios minutos, pero después Jesse Lingard volvió a vestirse de héroe y le regresó la tranquilidad al Manchester con otro tremendo G-O-L-A-Z-O.

Pogba volvió a participar en la jugada, todo inició en la media cancha tras un error del Everton en la salida. El mediocampista francés no tardó mucho en cederle el balón a Jesse Lingard y el jugador inglés se quitó a dos defensas para crearse el espacio para disparar cruzado a portería y poner el 2-0 definitivo.


De nuevo, un momento de alegría (porque para mí eso es el Manchester United, una fuente de alegría que se alimenta del fútbol que De Gea, Jones, Valencia, Shaw, Pogba, Mata, Rashford, Lukaku y compañía ponen en práctica, no tan seguido como me gustaría, pero ese es otro tema) se convirtió en un momento de indignación porque Daniel Barba volvió a hacer su comentario de “embarazar la portería”.

El partido terminó, si me dejó un buen sabor de boca, pero durante todo el día estuve pensando en porque me molestó el comentario de Daniel Barba. Me distraje viendo series, escuchando música y en la noche, a esa hora en la que me pongo a meditar y a reflexionar, lo entendí.

De manera consiente o no, Daniel Barba dijo que la portería es una vagina y que los disparos/goles que salen de los botines de los jugadores (hombres musculosos que segregan testosterona y son el epítome de la masculinidad) son penes. O sea, la portería es una vagina a la que todos se la meten, lo anterior se escucha vulgar, es ofensivo, estúpido y también sexista. No encuentro otro significado para la expresión y eso que soy una estudiante de comunicación que ha tomado cursos de semiótica, lingüística y sociología.

Un simple comentario convirtió dos goles de mi equipo de futbol favorito en otro ejemplo del machismo y sexismo que intoxican los deportes, el periodismo deportivo y a la sociedad mexicana.

Digo que es estúpido porque que elementos del fútbol pueden ser equiparables con los ovarios y los espermatozoides y el proceso de reproducción humana. ¿Por qué sexualizar el fútbol?, ¿por qué hacer un comentario que hace referencia a la penetración de una vagina cuando en el contexto hay hombres con poder y privilegios?, ¿por qué arruinar la alegría de una mujer que ha visto fútbol por diversión desde los cinco años con un comentario machista en año nuevo?, ¿por qué se sigue haciendo mal uso de las plataformas y micrófonos?, ¿por qué aún hay comunicólogos que no entienden su rol como agentes de cambio social?

El 2 de enero le envié un tweet a Daniel Barba (@DanielBarba_): “Disfruté mucho del partido del United, pero tú frase tras las anotaciones estuvo fuera de lugar. La metáfora de los disparos/goles con el embarazo es ofensiva”. No me ha respondido y no creo que lo haga.



Algunos de mis propósitos de Año Nuevo son escribir más, seguir aprendiendo sobre feminismo, apoyar más el deporte femenil, combatir el machismo y alzar la voz por eso comparto lo que me pasó entre el primero y el tres de enero de 2018.

NOTA: Puse a Jesse Lingard como imagen de mi escrito porque con su "shhhhhh" quiero silenciar los comentarios vulgares, ofensivos, estúpidos y sexistas que aún se escuchan de forma cotidiana en todas las esferas de la vida en pleno 2018.
Jerzy Janowicz fue noticia en la primera semana de la gira de pasto por dos razones; la primera fue por su victoria ante Grigor Dimitrov en Stuttgart y la segunda fue por las declaraciones post-partido de su entrenador en las que reveló que en más de una ocasión Janowicz ha inventado excusas para no entrenar.
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El jugador polaco tuvo sus mejores momentos entre 2012 y 2013 cuando alcanzó la final del Masters 1000 de París, hizo semifinales de Wimbledon y se acercó al Top-10 del ranking. Su carrera sufrió un revés en 2016, temporada en la que lidió con varias lesiones y salió del Top-100 de la ATP, un golpe duro para un tenista que en su época de juniors estaba llamado para cosas grandes. 

Las lesiones dejaron secuelas mentales en Janowicz, el polaco se ha convertido en un jugador inconsistente que pierde la concentración en los partidos y se queda parado cuando las cosas no le salen bien. La razón por la que no ha podido revertir la situación es porque ha dejado de trabajar y se ha saltado prácticas, así lo reveló su entrenador, Gunter Bresnik, quien está convencido de que sí Jerzy cambiara su actitud podría estar fácilmente entre los diez mejores del mundo porque tiene algunos de los mejores golpes del circuito.

Esa historia se parece mucho a la de Nick Kyrgios, un jugador con talento y tiros espectaculares que no se toma en serio las prácticas, pero que en un buen día le puede ganar a quien le pongan enfrente. El australiano volvió a ser noticia en la previa del torneo de Queens, cuando en una entrevista con el Daily Mail dijo que hay veces en las que, en vez de jugar tenis, preferiría hacer otra cosa.
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La motivación no es una de las fortalezas de Kyrgios y él lo sabe, sin pena o remordimientos admite que ha entrado a jugar sin haber practicado o calentado y de la misma forma reconoce que admira a sus colegas que preparan hasta el más mínimo detalle de sus partidos y cuentan con un equipo de trabajo extenso.

Uní estas dos historias porque la actualidad de Janowicz y Kyrgios demuestra que, tanto en el tenis como en la vida, el talento no es suficiente y que para llegar a lo más alto se requiere de mucho trabajo y de razones para realizar ese trabajo. Los dos son jugadores con talento natural que en más de una vez han sido cuestionados por su ética de trabajo. En contra parte tenemos a Roger Federer, Rafael Nadal y Juan Martín del Potro; otros tres jugadores técnicamente dotados que de alguna manera han encontrado razones para luchar por sus carreras cuando había más lesiones y dudas que razones para seguir trabajando. Por eso el título, la motivación es la línea que divide a las estrellas de los chicos malos en el tenis, los que la encuentran y mantienen son héroes, los que la pierden o pasan por momentos de duda y angustia se convierten en chivos expiatorios y en el blanco de nuestras críticas.